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miércoles, 5 de febrero de 2025

Un estudio de DeLong descubrió que un aumento del 1% en las tasas de vacunación infantil se asocia con 680 niños más diagnosticados con autismo o problemas del habla y el lenguaje.

 Un estudio de DeLong descubrió que un aumento del 1% en las tasas de vacunación infantil se asocia con 680 niños más diagnosticados con autismo o problemas del habla y el lenguaje.

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/21623535/

La razón del rápido aumento del autismo en los Estados Unidos que comenzó en la década de 1990 es un misterio. Aunque es probable que las personas tengan una predisposición genética a desarrollar autismo, los investigadores sospechan que también se necesitan uno o más desencadenantes ambientales. Uno de esos desencadenantes podría ser la batería de vacunas que reciben los niños pequeños. Utilizando un análisis de regresión y controlando el ingreso familiar y la etnia, se determinó la relación entre la proporción de niños que recibieron las vacunas recomendadas a la edad de 2 años y la prevalencia del autismo (AUT) o el trastorno del habla o del lenguaje (SLI) en cada estado de EE. UU. entre 2001 y 2007.
Se encontró una relación positiva y estadísticamente significativa: cuanto mayor era la proporción de niños que recibían las vacunas recomendadas, mayor era la prevalencia del AUT o el SLI. Un aumento del 1% en la vacunación se asoció con 680 niños adicionales con AUT o SLI. Ni el comportamiento de los padres ni el acceso a la atención afectaron los resultados, ya que las proporciones de vacunación no estaban significativamente relacionadas (estadísticamente) con ninguna otra discapacidad o con el número de pediatras en un estado de EE. UU. Los resultados sugieren que, aunque se ha eliminado el mercurio de muchas vacunas, otros culpables pueden vincular las vacunas con el autismo. Se justifican más estudios sobre la relación entre las vacunas y el autismo.

CUATRO estudios sobre vacunados y no vacunados demuestran vínculos consistentes entre la vacunación y un mayor riesgo de autismo, TDAH, infecciones crónicas, asma, alergias graves y trastornos gastrointestinales.

 1️⃣📌 Trastorno del espectro autista (TEA):
🔹 Mawson et al. (2017): OR 4,2 (320 %↑, p = 0,013)
🔹 Hooker (@BrianHookerPhD) y Miller (2021): OR 5,03 (403 %↑, p = 0,0048)
🔹 Mawson y Jacob (2025): OR 2,7 (170 %↑, p < 0,0001), RR 4,4 (340 %↑ para 11 o más visitas de vacunación, p < 0,0001)

2️⃣📌 TDAH:
🔹 Mawson et al. (2017): OR 4,2 (320%↑, p = 0,013)
🔹 Hooker & Miller (2021): OR 20,8 (1.980%↑, p < 0,0001)
🔹 Mawson & Jacob (2025) (Síndrome hipercinético - equivalente TDAH): OR 3,0 (200%↑, p < 0,0001)

3️⃣📌 Asma:
🔹 Hooker & Miller (2020): OR 4,49 (349%↑, p = 0,0002)
🔹 Hooker & Miller (2021): OR 17,6 (1.660%↑, p < 0,0001)

4️⃣📌 Alergias graves (Uso de EpiPen, rinitis alérgica):
🔹 Mawson et al. (2017) (Rinitis alérgica): OR 30,1 (2910 %↑, p < 0,001)
🔹 Hooker & Miller (2021) (Alergias graves que requieren EpiPen): OR 4,31 (331 %↑, p = 0,0025)

5️⃣📌 Infecciones crónicas del oído (otitis media):
🔹 Mawson et al. (2017): OR 3,8 (280 %↑, p < 0,001)
🔹 Hooker & Miller (2020): OR 2,13 (113 %↑, p < 0,0001)
🔹 Hooker & Miller (2021): OR 27,8 (2680 %↑, p < 0,0001)

6️⃣📌 Trastornos gastrointestinales:
🔹 Hooker & Miller (2020) (cuartil de dosis de vacuna más alta): OR 4,03 (303 %↑, p = 0,003)
🔹 Hooker & Miller (2021) (estreñimiento crónico/diarrea): OR 13,8 (1280 %↑, p < 0,0001)

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