sábado, 18 de noviembre de 2023

La “Revolución Verde” de la Fundación Bill y Melinda Gates en África: la agroindustria gana y los pequeños agricultores pierden.

FUNDACIÓN BILL Y MELINDA GATES <Hoja de Datos>

https://docs.gatesfoundation.org/Documents/foundation-fact-sheet-spanish.pdf

Cómo empuja la Fundación Gates al sistema alimentario en la dirección equivocada

 

Los resultados son evidentes. De 2003 a 2020 la Fundación repartió un total de mil 130 subvenciones para la producción de alimentos y la agricultura, con un valor cercano a los 6 mil millones de dólares, de los que 5 mil millones de dólares, se supone que son para ayudar a África. No hubo cambios en tratar de llegar directamente a grupos en África, ni cambios en el estrecho enfoque tecnológico y ningún intento para abordar una agenda de políticas más holísticas e incluyentes. Por supuesto, la Fundación Gates es mucho más que un donante de subvenciones. El Fondo de Fideicomiso de la Fundación, que administra la dotación de la Fundación, tiene grandes inversiones en compañías de producción de alimentos y en la agricultura, compra tierras agrícolas y tiene inversiones de capital en muchas compañías financieras en todo el mundo.7 Estas y otras actividades de Gates en el área de la producción de alimentos y la agricultura están ilustradas en la infografía que acompaña a este informe.8
 
 
 
 
 Un ejemplo reciente fue la reunión de 2021, “High-Level Dialogue on Feeding Africa” (Diálogo de Alto Nivel sobre la Alimentación de Africa), que se realizó el 29-30 de abril de este año.12 Este foro, creado por la Fundación Gates, y organizado por varios destinatarios de la Fundación Gates, como el Banco Africano de Desarrollo, CGIAR y AGRA, estaba destinado a definir una agenda de políticas y financiamiento para presionar aún más por la Revolución Verde en África. El evento atrajo a no menos de 18 jefes de Estado africanos y a varias otras personalidades de alto perfil. Pero lo más notable es que de las organizaciones internacionales con actividades en África, en la larga lista de expositores en el foro, virtualmente todos habían recibido fondos de Gates. El foro concluyó con un compromiso de duplicar la productividad agrícola, algo que AGRA y la Fundación Gates han estado prometiendo, y fracasaron en lograr, durante la última década y media.
 
 Por supuesto, AGRA también presiona, y de forma activa, la agenda política de África. AGRA está entre los principales convocantes del foro anual Africa Green Revolution Forum (AGRF —Foro Africano sobre la Revolución Verde) que se denomina a sí mismo como el principal foro mundial para la agricultura africana y que ha convocado reuniones anuales durante la última década. Entre los socios se incluye a algunas de las principales corporaciones agroquímicas globales, como Bayer, Corteva y Yara y, por supuesto, la propia Fundación Gates. No es una sorpresa que su agenda esté claramente orientada a presionar por políticas gubernamentales que favorezcan más agroquímicos, fertilizantes y semillas híbridas. En su sitio de internet, AGRF tiene una sección especial que llama sala de acuerdos en agronegocios, que “ha facilitado directamente a más de 400 empresas el establecimiento de contactos con inversionistas específicos y ha alojado los servicios de internet de más de 800 empresas para explorar oportunidades en la red”.13 Esto es, claramente, contacto comercial que sirve a los intereses corporativos, no a los campesinos.
 

La “Revolución Verde” de la Fundación Bill y Melinda Gates en África: la agroindustria gana y los pequeños agricultores pierden.

 

 https://umoya.org/2021/02/28/la-revolucion-verde-de-la-fundacion-bill-y-melinda-gates-en-africa-la-agroindustria-gana-y-los-pequenos-agricultores-pierden/

 Hace catorce años, las Fundaciones de Bill y Melinda Gates y Rockefeller pusieron en marcha la Alliance for a Green Revolution in Africa (AGRA) (Alianza para una Revolución Verde en África) con el objetivo declarado de doblar para 2020 la productividad y los ingresos de 30 millones de familias de pequeños agricultores, y a la vez reducir la inseguridad alimentaria a la mitad en 20 países. AGRA afirma haber tenido éxito, pero una amplia alianza de la sociedad civil acaba de publicar el informe “False Promises: The Alliance for a Green Revolution in Africa” (Falsas Promesas: Alianza para una Revolución Verde en África (AGRA)”, en él se constata que el número de personas africanas que sufren hambre extrema se ha incrementado un 30% en los 13 países en los que AGRA se había centrado. Hablé con el investigador y escritor Timothy A. Wise, consultor jefe en el Instituto de Política Agrícola y Comercial y autor del libro “Eating Tomorrow: Agribusiness, Family Farmers, and the Battle for the Future of Food” (Comer Mañana : la Agroindustria, los Pequeños Agricultores y la Lucha por el Futuro de la Comida).El artículo de investigación que él publicó titulado:Failing Africa’s Farmers(ver punto del final 1) (Fracaso con los agricultores de África) sentó la base para esta crítica publicación.

Ann Garrison: Timothy Wise, se trata de un tema científico, pero ¿podrías resumir, en términos sencillos, qué es lo que ha pasado?

Timothy Wise: Claro. Las Fundaciones de Bill y Melinda Gates y Rockefeller pusieron en marcha la Alianza para una Revolución Verde en África en 2006 con unos objetivos ambiciosos. Se propusieron duplicar los ingresos y la productividad de los cultivos para 2020 en 13 países africanos que consideraban que tenían un gran potencial agrícola. Desde entonces han gastado mil millones de dólares en imponer en África todos los medios usados en nuestra agricultura corporativizada e industrializada. Entre estos están las semillas comerciales, los fertilizantes petroquímicos y los pesticidas, es decir, el tipo de agricultura de alta tecnología que es común aquí (en Estados Unidos). Tuvieron el apoyo de los gobiernos africanos, que invirtieron enormes sumas en subvenciones para que los agricultores pudieran permitirse todos estos costosos productos.

 TW: Sí, incluso la cosecha de maíz -uno de los cultivos con más apoyo de AGRA- subió únicamente un 29% en 14 años. Y ha sido a costa de otros cultivos importantes como el sorgo, el mijo, la batata o la tapioca. Lo triste es que a pesar de aumentar la producción, el nivel de pobreza rural se ha mantenido alto y el número de personas que sufren hambre en esos 13 países ha subido un 30% hasta los 131 millones. Así que nuestro informe demuestra que AGRA, en sus propios términos, está fracasando.
 
 TW: Esta ex candidata a la presidencia estaba en lo cierto. Eso es lo que ha pasado bajo el mandato de la ministra de agricultura de Ruanda Agnes Kalibata, que ha hecho que el país se centre más y más en aumentar su producción de maíz. De hecho cuadruplicaron la producción de maíz gracias a los subsidios y a las medidas autoritarias como las sanciones a los agricultores que no se pasasen al maíz, pero el número de ruandeses que padecen hambre ha aumentado en medio millón entre 2006 y 2018. Todas estas ayudas para el maíz han hecho que se dejen de cultivar otros alimentos más nutritivos como el sorgo o la batata; alimentos esenciales que ofrecen muchos más nutrientes que el maíz y esto deja a los agricultores más expuestos ante el cambio climático. Sacrificar la diversidad de cultivos supone sacrificar la diversidad en la dieta de las familias, y las deja sin nada a lo que recurrir cuando la sequía azota sus campos de maíz. Además el monocultivo deteriora la tierra a largo plazo, ya que hace que esta sea más ácida por el uso continuado de fertilizantes petroquímicos.

AG: Parece que la idea detrás de esto sería que los agricultores al producir mayores cosechas de maíz para su venta ganarían más dinero que podrían gastar para comprar la comida que ya no producen ellos mismos, pero no parece haber sido ese el caso. Como bien expresó Victoire, los beneficios se los ha quedado la élite de comerciantes urbanos. ¿Me equivoco al pensar que son estos comerciantes los que controlan el precio de los productos de los agricultores?

TW: Suele ser así, sí. El mayor problema es que incluso con las ayudas, los agricultores tienen que pagar cada año por las semillas que solían guardar de un año para el siguiente y por el fertilizante, esto resulta muy caro. La mayoría de agricultores no produce suficiente excedente de maíz para que le sean rentables esos costes. Esto puede hacer que se endeuden si tienen una mala cosecha. En Malaui descubrimos que el aumento de la cosecha debía ser tres veces mayor de lo que AGRA está logrando solo para poder pagar las inversiones de un año. La Revolución Verde no parece estar dando frutos para los pequeños agricultores, sobre todo sin subvenciones.

 AG: ¿Fomenta AGRA el uso de transgénicos?

TW: La mayoría de gobiernos africanos no permiten el cultivo de alimentos genéticamente modificados, así que por ahora las semillas que están promoviendo son las llamadas semillas híbridas creadas por los mejoradores de cultivos (ver punto del final 4), los tipos de semilla que los agricultores deben comprar cada año.
Gates y compañía están sin duda intentando abrir la puerta a los transgénicos, fomentando reformas de las leyes relativas a las semillas a través de la African Regional Intellectual Property Organization (Organización Regional Africana de la Propiedad Intelectual) y otras iniciativas.

 https://umoya.org/2021/02/28/la-revolucion-verde-de-la-fundacion-bill-y-melinda-gates-en-africa-la-agroindustria-gana-y-los-pequenos-agricultores-pierden/

 

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