FUNDACIÓN BILL Y MELINDA GATES <Hoja de Datos>
https://docs.gatesfoundation.org/Documents/foundation-fact-sheet-spanish.pdf
Cómo empuja la Fundación Gates al sistema alimentario en la dirección equivocada
Los resultados son evidentes. De 2003 a 2020 la
Fundación repartió un total de mil 130 subvenciones para la producción
de alimentos y la agricultura, con un valor cercano a los 6 mil millones
de dólares, de los que 5 mil millones de dólares, se supone que son
para ayudar a África. No hubo cambios en tratar de llegar directamente a
grupos en África, ni cambios en el estrecho enfoque tecnológico y
ningún intento para abordar una agenda de políticas más holísticas e
incluyentes. Por supuesto, la Fundación Gates es mucho más que un
donante de subvenciones. El Fondo de Fideicomiso de la Fundación, que
administra la dotación de la Fundación, tiene grandes inversiones en
compañías de producción de alimentos y en la agricultura, compra tierras
agrícolas y tiene inversiones de capital en muchas compañías
financieras en todo el mundo.
Estas y otras actividades de Gates en el área de la producción de
alimentos y la agricultura están ilustradas en la infografía que
acompaña a este informe.
Un ejemplo reciente fue la reunión de 2021, “High-Level Dialogue on
Feeding Africa” (Diálogo de Alto Nivel sobre la Alimentación de Africa),
que se realizó el 29-30 de abril de este año.
Este foro, creado por la Fundación Gates, y organizado por varios
destinatarios de la Fundación Gates, como el Banco Africano de
Desarrollo, CGIAR y AGRA, estaba destinado a definir una agenda de
políticas y financiamiento para presionar aún más por la Revolución
Verde en África. El evento atrajo a no menos de 18 jefes de Estado
africanos y a varias otras personalidades de alto perfil. Pero lo más
notable es que de las organizaciones internacionales con actividades en
África, en la larga lista de expositores en el foro, virtualmente todos
habían recibido fondos de Gates. El foro concluyó con un compromiso de
duplicar la productividad agrícola, algo que AGRA y la Fundación Gates
han estado prometiendo, y fracasaron en lograr, durante la última década
y media.
Por supuesto, AGRA también presiona, y de forma activa, la agenda
política de África. AGRA está entre los principales convocantes del foro
anual Africa Green Revolution Forum (AGRF —Foro Africano sobre la
Revolución Verde) que se denomina a sí mismo como el principal foro
mundial para la agricultura africana y que ha convocado reuniones
anuales durante la última década. Entre los socios se incluye a algunas
de las principales corporaciones agroquímicas globales, como Bayer,
Corteva y Yara y, por supuesto, la propia Fundación Gates. No es una
sorpresa que su agenda esté claramente orientada a presionar por
políticas gubernamentales que favorezcan más agroquímicos, fertilizantes
y semillas híbridas. En su sitio de internet, AGRF tiene una sección
especial que llama sala de acuerdos en agronegocios, que “ha facilitado
directamente a más de 400 empresas el establecimiento de contactos con
inversionistas específicos y ha alojado los servicios de internet de más
de 800 empresas para explorar oportunidades en la red”. Esto es, claramente, contacto comercial que sirve a los intereses corporativos, no a los campesinos.
La “Revolución Verde” de la Fundación Bill y Melinda Gates en África: la agroindustria gana y los pequeños agricultores pierden.
Ann Garrison: Timothy Wise, se trata de un tema científico, pero ¿podrías resumir, en términos sencillos, qué es lo que ha pasado?
Timothy Wise: Claro. Las
Fundaciones de Bill y Melinda Gates y Rockefeller pusieron en marcha la
Alianza para una Revolución Verde en África en 2006 con unos objetivos
ambiciosos. Se propusieron duplicar los ingresos y la productividad de
los cultivos para 2020 en 13 países africanos que consideraban que
tenían un gran potencial agrícola. Desde entonces han gastado mil
millones de dólares en imponer en África todos los medios usados en
nuestra agricultura corporativizada e industrializada. Entre estos están
las semillas comerciales, los fertilizantes petroquímicos y los
pesticidas, es decir, el tipo de agricultura de alta tecnología que es
común aquí (en Estados Unidos). Tuvieron el apoyo de los gobiernos
africanos, que invirtieron enormes sumas en subvenciones para que los
agricultores pudieran permitirse todos estos costosos productos.
TW: Sí, incluso la cosecha de maíz -uno de los cultivos
con más apoyo de AGRA- subió únicamente un 29% en 14 años. Y ha sido a
costa de otros cultivos importantes como el sorgo, el mijo, la batata o
la tapioca. Lo triste es que a pesar de aumentar la producción, el nivel
de pobreza rural se ha mantenido alto y el número de personas que
sufren hambre en esos 13 países ha subido un 30% hasta los 131 millones.
Así que nuestro informe demuestra que AGRA, en sus propios términos,
está fracasando.
TW: Esta ex candidata a la presidencia estaba en lo
cierto. Eso es lo que ha pasado bajo el mandato de la ministra de
agricultura de Ruanda Agnes Kalibata, que ha hecho que el país se centre
más y más en aumentar su producción de maíz. De hecho cuadruplicaron la
producción de maíz gracias a los subsidios y a las medidas autoritarias
como las sanciones a los agricultores que no se pasasen al maíz, pero
el número de ruandeses que padecen hambre ha aumentado en medio millón
entre 2006 y 2018. Todas estas ayudas para el maíz han hecho que se
dejen de cultivar otros alimentos más nutritivos como el sorgo o la
batata; alimentos esenciales que ofrecen muchos más nutrientes que el
maíz y esto deja a los agricultores más expuestos ante el cambio
climático. Sacrificar la diversidad de cultivos supone sacrificar la
diversidad en la dieta de las familias, y las deja sin nada a lo que
recurrir cuando la sequía azota sus campos de maíz. Además el
monocultivo deteriora la tierra a largo plazo, ya que hace que esta sea
más ácida por el uso continuado de fertilizantes petroquímicos.
AG: Parece que la idea
detrás de esto sería que los agricultores al producir mayores cosechas
de maíz para su venta ganarían más dinero que podrían gastar para
comprar la comida que ya no producen ellos mismos, pero no parece haber
sido ese el caso. Como bien expresó Victoire, los beneficios se los ha
quedado la élite de comerciantes urbanos. ¿Me equivoco al pensar que son
estos comerciantes los que controlan el precio de los productos de los
agricultores?
TW: Suele ser así, sí.
El mayor problema es que incluso con las ayudas, los agricultores tienen
que pagar cada año por las semillas que solían guardar de un año para
el siguiente y por el fertilizante, esto resulta muy caro. La mayoría de
agricultores no produce suficiente excedente de maíz para que le sean
rentables esos costes. Esto puede hacer que se endeuden si tienen una
mala cosecha. En Malaui descubrimos que el aumento de la cosecha debía
ser tres veces mayor de lo que AGRA está logrando solo para poder pagar
las inversiones de un año. La Revolución Verde no parece estar dando
frutos para los pequeños agricultores, sobre todo sin subvenciones.
AG: ¿Fomenta AGRA el uso de transgénicos?
TW: La mayoría de gobiernos africanos no permiten el cultivo de alimentos genéticamente modificados, así que por ahora las semillas que están promoviendo son las llamadas semillas híbridas creadas por los mejoradores de cultivos (ver punto del final 4), los tipos de semilla que los agricultores deben comprar cada año. Gates y compañía están sin duda intentando abrir la puerta a los transgénicos, fomentando reformas de las leyes relativas a las semillas a través de la African Regional Intellectual Property Organization (Organización Regional Africana de la Propiedad Intelectual) y otras iniciativas.
https://umoya.org/2021/02/28/la-revolucion-verde-de-la-fundacion-bill-y-melinda-gates-en-africa-la-agroindustria-gana-y-los-pequenos-agricultores-pierden/
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