Exponiendo al CABAL

jueves, 12 de septiembre de 2024

Cómo The New York Times avivó el alarmismo del Covid: "En otras palabras, cuando The New York Times se equivocó, lo hizo de maneras que falsamente avivaron el miedo y promovieron restricciones sociales dañinas".

 Estudio de @VPrasadMDMPH
 Cómo The New York Times avivó el alarmismo del Covid: "En otras palabras, cuando The New York Times se equivocó, lo hizo de maneras que falsamente avivaron el miedo y promovieron restricciones sociales dañinas".

 https://www.city-journal.org/article/how-the-new-york-times-stoked-covid-alarmism?utm_source=Twitter&utm_medium=Organic_Social

 Una encuesta de Gallup de 2018 concluyó que el 62 por ciento de los estadounidenses cree que los medios de comunicación están sesgados. ¿Afectó ese sesgo a la cobertura de la pandemia de Covid-19? Dirijo un equipo de investigación en el departamento de epidemiología de la Universidad de California en San Francisco. En nuestro informe, el primero en analizar un periódico de manera sistemática, encontramos evidencia significativa de sesgo en el New York Times, considerado por algunos como el periódico de referencia, en la cobertura de la pandemia, tendente a exagerar la amenaza que representa el virus.

Nuestro estudio examinó todas las correcciones emitidas por el New York Times a artículos relacionados con la pandemia de Covid-19. Entre 2020 y 2024, el periódico emitió 576 correcciones para 486 artículos. Naturalmente, en tiempos de crisis, ante información incierta y cambiante, los periodistas se equivocan. A veces, por ejemplo, pueden sobreestimar o subestimar el número de niños que han muerto o tergiversar la eficacia de intervenciones como los confinamientos. Si las organizaciones de noticias fueran imparciales, se esperaría que tales errores ocurrieran con una frecuencia relativamente igual.

No fue eso lo que encontramos. En cambio, los errores del periódico tendían a exagerar el daño del virus (o la eficacia de las intervenciones). Se hicieron correcciones para tales errores casi el doble de veces que para los errores que minimizaban los daños. El cincuenta y cinco por ciento de los errores exageraron el daño del virus, mientras que solo el 24 por ciento lo subestimaron (el resto fueron equívocos). En otras palabras, cuando el New York Times se equivocó, tendió a hacerlo de una manera que avivó falsamente el miedo y alentó restricciones sociales dañinas.

En octubre de 2021, una corrección particularmente notable decía lo siguiente, lo que invitaba a preguntarse cómo un error tan notable pudo haber llegado a imprimirse:

Un artículo del jueves... indicó incorrectamente el número de hospitalizaciones por Covid en niños estadounidenses. Son más de 63.000 desde agosto de 2020 hasta octubre de 2021, no 900.000 desde el comienzo de la pandemia.


Me alegro de que hayan podido aclarar eso.

No todos los periodistas fueron igualmente culpables; algunos requirieron más correcciones que otros. Una en particular, Apoorva Mandavilli, fue responsable del 7 por ciento de todas las correcciones. Cuando la “reportera de ciencia y salud global” cometía un error, tendía a exagerar el riesgo del virus:

 

 Esta misma periodista es conocida por insertar sus sentimientos en sus contenidos. En 2021, tuiteó lo siguiente: “Algún día dejaremos de hablar de la teoría de la fuga de laboratorio y tal vez incluso admitamos sus raíces racistas. Pero, por desgracia, ese día aún no ha llegado”. Hasta donde yo sé, el New York Times no ha reasignado a ningún periodista a la sección de Covid-19 por equivocarse, incluso cuando esos errores parecen ser subproductos del prejuicio subyacente del autor.

En los últimos años, el periódico se ha enfrentado a un mayor escrutinio por su cobertura ideológicamente sesgada. El editor de opinión James Bennet, despedido por publicar un artículo de opinión del senador Tom Cotton en el verano de 2020, escribió un extenso artículo en The Economist que documentaba cómo la ideología progresista se ha apoderado de la sala de redacción. Don McNeil fue despedido como reportero científico jefe por comentarios que había hecho años antes. Cabe señalar que McNeil estaba abierto a la posibilidad de la teoría de la fuga de laboratorio, y que había publicado ensayos que reavivaron el interés general por el tema, en contraste con su sucesor, Mandavilli.

En cualquier caso, las distorsiones del periódico están sesgadas en la misma dirección que su sesgo político. En lo que respecta al Covid-19, los republicanos tendían a ser más escépticos ante las intervenciones gubernamentales y de salud pública de gran alcance, como los confinamientos, el uso de mascarillas para niños pequeños y el cierre de escuelas, y estaban más preocupados por sus consecuencias negativas. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, reabrió las escuelas de su estado en la primavera de 2020, en contra del consejo de expertos como Anthony Fauci, y se opuso al uso de mascarillas para niños. Mientras tanto, los demócratas llegaron a adoptar políticas gubernamentales más estrictas, como los mandatos de vacunación. La administración Biden impuso el uso de mascarillas para los niños pequeños en los programas Head Start. La postura del New York Times sobre estos asuntos parecía coherente con sus simpatías políticas tradicionales.

A todos nos debería preocupar que los medios tradicionales hayan mostrado un sesgo tan marcado durante una pandemia sin precedentes. Tal vez nuestra investigación pueda impulsar una auditoría interna en el Times para evaluar el papel del periódico en la intensificación del miedo y la legitimación de políticas sociales perjudiciales. Como mínimo, los periódicos deberían implementar controles y contrapesos más sustanciales para garantizar una cobertura más equilibrada y evitar promover indebidamente el pánico la próxima vez que se produzca una crisis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario