jueves, 20 de marzo de 2025

El estudio titulado "Una Revisión Narrativa de la Infodemia de la COVID-19 y la Censura en la Atención Médica" se acaba de publicar en la revista Secrecy and Society:

 El estudio titulado "Una Revisión Narrativa de la Infodemia de la COVID-19 y la Censura en la Atención Médica" se acaba de publicar en la revista Secrecy and Society:
https://scholarworks.sjsu.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1087&context=secrecyandsociety
 

Resumen

Las motivaciones ideológicas y financieras han socavado la ciencia durante décadas. En esta revisión narrativa, exploramos cómo las organizaciones y los gobiernos utilizaron la desinformación, la censura y el secretismo para gestionar la pandemia de la COVID-19. Se examinan diversas justificaciones para emplear la censura y el secretismo durante la pandemia, incluyendo cómo las organizaciones y los gobiernos generan confusión sobre los riesgos asociados a sus productos y evitan culpar a otros para desviar la responsabilidad y evitar rendir cuentas por sus acciones. Se revisan los métodos de censura empleados durante la pandemia de la COVID-19, se proporcionan ejemplos y se analizan las consecuencias de estas acciones. La información incluida en esta revisión se obtuvo de artículos científicos, documentos gubernamentales, artículos de medios de comunicación, libros y relatos personales de médicos y científicos. Examinamos cómo el uso de la censura y el secretismo representó un desafío para científicos, médicos, políticos y el público en general a la hora de comprender los temas relacionados con la COVID-19. Finalmente, se presentan estrategias para gestionar la censura y el secretismo durante una pandemia.

A continuación, se presentan los aspectos más destacados del estudio:

 1. La respuesta a la COVID-19 estuvo impulsada por el secretismo, la censura y la desinformación

●Los gobiernos y las organizaciones sanitarias mundiales manipularon deliberadamente la información para controlar la percepción pública.

La respuesta no estuvo guiada por la ciencia, sino por intereses políticos y financieros.

La censura de las voces disidentes fue generalizada, y médicos, científicos y periodistas fueron sancionados por cuestionar la narrativa oficial.


2. Supresión del debate científico sobre el origen del SARS-CoV-2

Al principio de la pandemia, cualquier debate sobre un posible origen de una fuga de laboratorio se descartó como una "teoría de la conspiración", a pesar de la evidencia que vinculaba el SARS-CoV-2 con la investigación de ganancia de función financiada por el gobierno estadounidense.

Las agencias gubernamentales y las plataformas de redes sociales silenciaron activamente los debates y suprimieron las investigaciones independientes.

Los denunciantes revelaron intentos de manipular las conclusiones científicas, incluyendo la interferencia de la CIA para desviar los hallazgos a favor de un origen natural.


3. Las vacunas contra la COVID-19 fueron sobrevaloradas, inseguras y se impusieron bajo coerción.

La afirmación de que las vacunas prevenían la transmisión era falsa; sin embargo, las exigencias se aplicaron con firmeza.

Las agencias reguladoras ignoraron o encubrieron activamente la evidencia de efectos adversos graves.

Los médicos que expresaron inquietudes sobre la seguridad o eficacia de las vacunas fueron censurados, perdieron sus licencias médicas y enfrentaron amenazas legales.

Los medios de comunicación y las grandes tecnológicas colaboraron con los gobiernos para difamar a los críticos, calificándolos de "anticientíficos" o "peligrosos".


4. Tratamientos económicos y efectivos contra la COVID-19 fueron suprimidos para proteger las ganancias de las vacunas.


Medicamentos reutilizados como la ivermectina (IVM) y la hidroxicloroquina (HCQ) fueron demonizados, a pesar de la sólida evidencia de su eficacia.

Se impidió a los médicos recetar estos tratamientos y se ordenó a los farmacéuticos no surtir recetas.

La FDA y los CDC se confabularon con las grandes farmacéuticas para impulsar medicamentos costosos y patentados como Remdesivir y Paxlovid.


5. Los confinamientos, el distanciamiento social y el uso obligatorio de mascarillas no contaban con respaldo científico.

Los confinamientos causaron daños inmensos, especialmente a niños y pequeñas empresas, pero se implementaron basándose en el miedo, no en datos.

La "regla de los dos metros" era una directriz sin fundamento; incluso el Dr. Fauci admitió posteriormente que "simplemente apareció" sin pruebas.

Los gobiernos y los medios de comunicación silenciaron a la oposición, incluyendo a los epidemiólogos de renombre mundial que impulsaron la Declaración de Great Barrington, que abogaba por un enfoque de protección específico en lugar de confinamientos masivos.


6. Los medios de comunicación y las empresas tecnológicas actuaron como ejecutores de la censura gubernamental.

Las plataformas de las grandes tecnológicas como Facebook, Twitter y YouTube se confabularon con agencias gubernamentales para censurar las voces disidentes.

Las revistas científicas se retractaron de artículos que cuestionaban la narrativa de la COVID-19, independientemente de la calidad de la investigación.

Personas perdieron sus empleos, se congelaron cuentas bancarias y las instituciones financieras "desbancarizaron" a personas por manifestarse en contra de mandatos y restricciones.


7. La respuesta a la COVID-19 fue el ataque más generalizado a la libertad de expresión en la historia moderna

Las agencias gubernamentales utilizaron el término "desinformación" como arma para silenciar el debate científico legítimo.

Médicos, científicos y políticos fueron incluidos en listas negras por cuestionar las vacunas o defender tratamientos alternativos.

Las batallas legales ahora están exponiendo cómo el gobierno se coludió con empresas privadas para suprimir la libertad de expresión y manipular la opinión pública.

Claramente, la respuesta a la COVID-19 fue un desastre impulsado por la codicia corporativa, el control político y la supresión de la autonomía médica. Restaurar la integridad científica requiere total transparencia, rendición de cuentas y consecuencias para quienes orquestaron la censura y la coerción. Las futuras emergencias de salud pública no deben quedar en manos de instituciones corruptas que priorizan las ganancias y el poder sobre las vidas humanas.

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