Exponiendo al CABAL

jueves, 26 de diciembre de 2024

El análisis detallado de Aaron Siri cuestiona la afirmación de que las vacunas no causan autismo, y destaca importantes lagunas en la investigación y la transparencia.

 El análisis detallado de Aaron Siri cuestiona la afirmación de que las vacunas no causan autismo, y destaca importantes lagunas en la investigación y la transparencia. 

Siri destaca los siguientes puntos:

1. Falta de estudios concluyentes: a pesar de la afirmación reiterada por parte de las autoridades sanitarias de que las vacunas no causan autismo, Siri sostiene que esta afirmación carece de respaldo científico integral.

Informes clave, incluidos los del Instituto de Medicina (ahora Academia Nacional de Medicina), no han encontrado estudios definitivos que confirmen o refuten la relación entre vacunas como la DTaP y el autismo.

2. Contexto histórico y obligaciones legales:
la Ley Nacional de Lesiones por Vacunas Infantiles de 1986 exigió que se investigaran las afirmaciones, incluida la de si ciertas vacunas causan autismo. Sin embargo, a partir de 1991 e incluso en 2012, las revisiones han concluido repetidamente que hay "pruebas inadecuadas" para determinar la causalidad.

3. Preocupaciones de los padres:
Muchos padres informan de una correlación entre las vacunas administradas en los primeros seis meses de vida y la aparición del autismo, señalando vacunas como la DTaP, la hepatitis B y la meningococo.

4. Cuestiones de transparencia:
Las solicitudes de la Ley de Libertad de Información (FOIA) y las demandas presentadas por la empresa de Siri revelaron que la mayoría de los estudios citados por los CDC en defensa de la seguridad de las vacunas se centran en la MMR o el timerosal y no abordan las vacunas administradas en la primera infancia.

5. Admisiones de expertos:
Las declaraciones de los principales vacunólogos, incluido el Dr. Stanley Plotkin, reconocen la ausencia de estudios que investiguen directamente si las vacunas como la DTaP, la hepatitis B u otras causan autismo. A pesar de ello, las autoridades sanitarias mantienen negaciones categóricas.

Siri critica esta falta de pruebas, argumentando que las autoridades de salud pública se basan en la ausencia de datos en lugar de estudios sólidos para respaldar sus afirmaciones.
Sostiene que el consentimiento informado exige que las autoridades presenten pruebas concretas en lugar de garantías infundadas.

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